jueves, 16 de julio de 2015

3 POEMAS MÁS DE MARÍA BELÉN AGUIRRE





Post scriptum


Técnicamente yo
atenta a las configuración astrológica
indicada por mi carta natal
he muerto el pasado lunes
a las 8 de la noche.

No terminé de escribir éste libro.
No publiqué Electra ni el Pater.
No acompañé a mi madre al médico.
No enterré a mi hermana.
No recibí los informes de mis últimos análisis.

No vitupiré.
No blasfemé
de mí ni de los otros.
No hubo tiempo.

He muerto en una hora y día convenientes.

Después de haber higienizado mi cuerpo
elegido mi atuendo
peinado mi cabello.

He caminado hacia el cadalso
sin saber

con paso firme y desenfadado
he sido valiente
sin saber.

Mi analfabetismo me ha puesto a resguardo
otra vez.

He dejado mis memorias
olvidadas
en el cajón de la mesita:

Horrorizada mi madre
sabrá quién fui
y querrá no haber
amado a mi padre.

Horrorizada mi hermana
sabrá quién fui
y querrá no haber
secundado mis juegos.

Pero la muerte santifica
a los demonios. Querré
fiarme de esa alquimia.




Fidei probati



Ahora las ratas están por todas partes.
Se han multiplicado como penas.

De nada puedo jactarme: No he podido
verlas. No he podido
apresar en un parpadeo
su velocidad de rayo
al atravesar la casa
de recodo en recodo.

Y sin embargo están ahí.

En algo se parecen las bestias creadas a Dios.

También las ratas.
Y las moscas.
Las serpientes.
Y los sapos.
Las especies microscópicas.
El indiviso átomo del horror.
Ubicuo. Eterno.

Cada mañana busca sin éxito
mi madre entre las cosas
un cadáver.

Uno al menos
que disipe las dudas
corrobore las certezas
refunde la fe.

Uno al menos que haga
de la intuición un método sagrado.

Una rata de Dios

que diga que es verdad
que el ruido era eso
que procedía de ahí
que no hay fantasmas en la casa
que los muertos están muertos
que detrás de los muebles
debajo de las camas
entre nuestras ropas
ya no están.

Una rata de Dios.

Una que roa.
Una que muerda.
Una que rasgue
desde el pecho
en jirones la trama enrevesada
de nuestras vestiduras.

Una que promueva
una realidad más real
que aquella que hemos imaginado.

Una rata de Dios
blanca o negra
dotada de mucha o poca progenie
una más del montón
o una estelar modelo de skinner
una más del montón
o una ovacionada Josefina Cantora
una más del montón

o una de las esas aristocráticas de Bianco
una más del montón
o una kamisaze
entregando al mundo
para su salubridad
la denostada ofrenda de su cuerpo.

Una al menos.

Una que diga:
"Es verdad. En esta casa
no están solas".





Géiser


Amo lo que nace y lo que muere.
En definitiva, amo lo que sufre.
Tan prístino el dolor
tan recurrente
que se diría hace
de la felicidd
en su morada
un huésped inusual.

Un día por narrar historias raras
acaecidas en el pueblo/ allá atrás
me habló mi madre
con detalle
del niño aquel
que no sabiendo
a qué especie
pertenecer
nació
pez
y nació
niño.
Y que por no espantar
a su madre
murió
de asfixia
al emerger
del mar inocuo
de su vientre.

Ama ahora
ella el océano
en que llora
cada día.


María Belén Aguirre (Tucumán, 1977)

Fuente: "Islandia", María Belén Aguirre, Ediciones de la Eterna, 2015.

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